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lunes, 18 de agosto de 2014

Capítulo 14: El hada y el nudo.



Esa noche Lena tampoco pudo dormir. La luz no volvió hasta la mañana siguiente, y despertó gracias a la de su mesita de noche, que se habría dejado encendida sin querer, y cuando había vuelto la electricidad, se habría encendido sola.
Vic tampoco estaba allí esa mañana, las persianas estaban levantadas y las cortinas dejaban ver la ventana, como lo había dejado ella la noche anterior. 
A Lena se le empezaba a hacer extraño pasar el rato sin Vic, y por eso la mañana transcurrió de manera aburrida, no salió apenas de su cuarto, y estuvo mirando el ordenador y dedicándose un poco de tiempo a sí misma. Llamó a su madre otra vez, la mujer estaba algo deprimida, pero bien. Lena se arrepintió de haberla dejado sola después de Navidad.
Era difícil para su madre estar sola, más aún en la situación en la que estaban... en la situación que habían estado siempre. Desde que el padre de Lena murió, cuando ella era una niña, su madre había cortado lazos con toda la familia y se había aislado en su propio dolor. Tanto que ya ni siquiera Lena hacía nada para ayudarla e intentar que saliera de ese agujero. Su madre decía que era un duelo que debía llevar ella sola y que no quería que nadie la molestase.
Tal vez Lena fuese tan parecida a su madre que no se daba ni cuenta. Tal vez le gustaba estar sola porque era lo que su madre le había metido en la cabeza desde que era una niña.
Lena acababa de colgar el teléfono cuando alguien llamó a su puerta. Y no necesitó pensar más de dos segundos para saber quién era.
-Hola -saludó él, sin moverse apenas de donde estaba.
Ella le hizo un gesto para que entrase, y Vic entró y apoyó la espalda en la puerta cerrada.
-¿Qué tal? -preguntó Lena, dejando el móvil en el suelo.
Vic la miró con una sonrisa y no dijo nada, se dedicó a mirarla en silencio y sonreír. Para ella fue tan incómodamente precioso aquel momento, que tuvo que levantarse a coger un libro que estaba sobre su mesita de noche y fingir estar ocupadísima buscando algo entre sus páginas.
Entonces Vic sacó algo de detrás de su espalda, y se lo tendió. Lena levantó la cabeza y pudo ver un libro en el que ponía: ''Draíochta''. Era rojo, con letras doradas.
Olía a libro antiguo.
-Lo acabo de encontrar ahora, entre las cosas que guardaba en la caja de mi habitación -le explicó Vic- como sabía que te gustaba leer...
Lena lo cogió entre sus manos y frunció el ceño.
-Es muy extenso -dijo- no me va a dar tiempo a...
Justo antes de acabar la frase, miró a Vic, y una vez le hubo mirado se le hizo difícil continuar hablando.
-Si no te lo acabas en estos días -le había dicho él- puedes quedártelo como un regalo.


                                                                  



Se podría decir que ese día también lo pasaron entero juntos. Ya solamente quedaba uno, y Lena se iría.  
Fueron con Sarah a dar una vuelta a una feria que habían puesto en la playa. Lena se alegró de que, por fin, Sarah le dedicase algo de tiempo y dejase un poco de lado a Sheila.
Ese día no hacía mucho frío y el sol salió un poco de entre las nubes. No se habían alejado mucho de la casa cuando Sarah decidió marcharse porque tenía frío, les dijo que luego volvería, pero Lena pensó que no iba a volver, que se había marchado para dejarla a solas con Vic. O tal vez simplemente se aburría y tenía frío. Lena no tenía ni idea ni la tendría nunca si se trataba de Sarah.
Iban pasando por una tienda de campaña montada malamente, cuando una mujer les llamó; una mujer bajita y regordeta, de no más de cuarenta años con el pelo trenzado.
Vic miró a Lena de reojo, como preguntándole: ''¿nos llama a nosotros?'', y al ver ese gesto de Vic, la señora asintió y les volvió a llamar con la mano.
Los dos se acercaron lentamente, mirando el pequeño puesto de la señora, que apestaba a incienso y tenía artilugios de cuerda y metal colgando por todo el techo como amuletos, amuletos gigantes. Lena pensó que parecía una tienda a la que los caballeros de la edad media acudirían para comprar un amuleto que les mantuviese a salvo hasta llegar a su casa.
-Buen día -saludó la mujer. Y acto seguido hizo un gesto con sus manos, enseñándoles todo tipo de pulseras y collares que tenía encima de la mesa.
-Ah, no -dijo Lena, negando con la cabeza- No teníamos pensado comprar nada, sólo estábamos miran...
-No, comprar no -le interrumpió la señora, con una sonrisa.- Es un regalo.
Lena miró a Vic con el ceño fruncido. No podía regalarles algo de su tienda sin más, sin conocerles de nada.  Además... ¿qué interés iban a tener ella y Vic en esas cosas tan raras?
Vic se disponía a decir algo cuando la mujer les hizo un gesto de silencio, se agachó bajo la mesa y se puso a buscar algo en unos cajones de madera.
-No entiendo de qué va esto -le dijo ella- ¿La conoces?
Vic negó, pero parecía divertirle la situación.
La señora volvió a ponerse en pie y les tendió unas pequeñas bolsitas de papel marrón a ambos. Primero una a Lena y luego otra a Vic, y les dijo:
-Buena suerte.
Los chicos dieron las gracias, se marcharon lejos de la feria, y Vic decidió sentarse en un sitio apartado, muy cerca del agua y de las grandes rocas de la orilla.
Lena se sentó a su lado, sin saber muy bien qué hacer, le miró fijamente, esperando a que él dijese o hiciese algo, pero no se movió.
-Te gusta sentarte en lugares extraños -comentó ella.
Vic sonrió.
-No compares un trozo de roca a nuestro árbol del parque de la Ciudadela...
Lena sintió mariposas en el estómago cuando oyó que Vic dijo ''nuestro árbol''
-Te voy a echar de menos -dijo Vic, antes de que Lena tuviese tiempo de volver a hablar.
Y otra vez las mariposas, pero esta vez más muertas. Nunca se había sentido tan triste y feliz a la vez al oír unas palabras.
Vic se giró hacia ella, y vio su cara seria y sus ojos tristes, y la rodeó con un brazo, atrayendo su cuerpo hacia el suyo, y fue tan mágico y destructivo sentir su calor, que Lena no pudo evitar cerrar los ojos.
-Yo también -susurró ella.
Coló sus brazos por dentro de la chaqueta de Vic, y le abrazó con más fuerza que la noche anterior. No hacía frío allí dentro.
-Pero no pensemos en eso -oyó decir a Vic, mientras le acariciaba la cabeza- todavía quedan un par de días.
De haberle estado mirando, Lena le habría dirigido una mirada acusadora, era él quien siempre intentaba sacar ese tema de conversación, no ella.
-Por cierto, -dijo Vic otra vez, separándose de ella- ¿has abierto el regalo de la señora de la tienda?
Lo habían olvidado por completo, y los dos sacaron a la vez de sus bolsillos la pequeña bolsa de papel marrón, y al abrirla, dos collares con un amuleto de metal se presentaron frente a ellos. Los dos distintos.
Vic cogió el suyo entre sus dedos.
-Es un hada -le dijo a Lena mientras se lo enseñaba.
-Un hada sentada sobre la luna -exclamó ella, cogiéndolo entre sus dedos- Es precioso. 
-¿Tendrá algún significado? -preguntó Vic.
Lena puso los ojos en blanco.
-Es un hada. Claro que lo tiene. -contestó- El elemento aire, regido por las hadas, los silfos y las sílfides, simboliza el movimiento y los cambios, eso significa. 
Vic la miraba con los ojos como platos. Ella seguía hablando.
-Es raro, porque he leído el significado de los seres del aire, pero nunca había encontrado nada sobre lo que significa en concreto un hada sentada sobre la luna.
-¿En serio sabes sobre estas cosas?
-Pues sí -contestó ella, a la defensiva- Te parecerá raro, pero me... me interesa mucho e investigo en internet y en la biblioteca -comentó, devolviendo a Vic el colgante.
Vic se alejó un poco de ella para mirar bien el colgante que sostenía Lena en sus manos, y cuando lo vio bien, lo cogió entre sus dedos, y musitó:
-Es un nudo celta del amor eterno.
Lena levantó la cabeza para mirarle.
-Y luego soy yo la rarita.
Vic se rió.
-Una vez me compré uno en Gales, en un mercado medieval, cuando era pequeño -le contó Vic- El anciano que llevaba la tienda, me dijo que era el único colgante que no sabía de dónde había salido ni qué historia tenía, pero que sabía que simbolizaba la unión entre dos almas y tal vez eso fuese motivo suficiente para llevarlo siempre conmigo. Y me lo llevé.
Lena no dijo nada, simplemente sonrió. Se imaginó a Vic de niño, con sus ojos azules y su pelo cobrizo más claro y revuelto, y no pudo evitar sonreír.
-¿Fuiste a Gales? -le preguntó.
-Vivía allí -respondió él- De hecho, nací allí.
-Tiene que ser precioso -comentó ella, con una sonrisa.
Vic cogió el colgante y se lo guardó en el bolsillo.
-Allí se habla mucho de mitología -le dijo a Lena- te gustaría.
Y volvió a pasar el tiempo, el sol volvió a prepararse para esconderse en el horizonte, y ellos seguían hablando, como si no hubiesen pasado más de cinco minutos y no tuviesen ninguna prisa. Había empezado a hacer frío y tenían hambre, solamente por eso optaron por irse a casa.
Al llegar allí, se encontraron con Sarah y Nicole en el salón.
-¡Lena! -exclamó su amiga- ¿A que no sabes lo que ha pasado?
A Lena no le dio tiempo a responder antes de que Sarah se plantase frente a ella y le diese un gran abrazo. Vic miró a su prima intentando comprobar si estaba borracha o no.
-¡Mi tía me deja hacer una fiesta mañana!
Lena se zafó del abrazo y la miró, extrañada.
-¿Pero, no te había dicho que no quería más fiestas?
-Lo sé -la interrumpió su amiga- Pero en fin de Año, es algo necesario.






                                                                               
-Que Sarah haya mencionado que mañana se acaba el año, me ha hecho recordar que al día siguiente debo marcharme -le dijo Lena a Vic, sentada en la cama de su habitación mientras escuchaban Led Zeppelin.
Ya habían acostumbrado a irse a la habitación de alguno de los dos después de cenar, y antes de cenar, y después de comer, y antes de comer...
-Lo sé -respondió Vic, dejando a un lado el cómic que estaba leyendo y sentándose en la cama, al lado de Lena- me he fijado en tu manera de mirarla.
-¿La he mirado mal? -preguntó Lena.
Vic se rió. 
-No, tú nunca miras mal a nadie. Miras triste, simplemente.
La chica meditó sobre eso durante unos segundos. ''Mirar triste''. Sonaba tan real que la ponía triste.
Ya era de noche, la noche inmensa y oscura se había posado sobre ellos otra vez, y la tenue luz de la calle se filtraba a través de la ventana. La luz de la mesita de noche de Vic no iluminaba casi nada. Él la miró, llevaba el colgante del Nudo celta sobre el pecho, el pelo negro revuelto y la cara blanca como la nieve. Siempre tenía la misma nieve en su cara y la misma sangre sobre los labios, y se dio cuenta de que era tan preciosa como inquietante.
Y eso era precisamente lo que ella opinaba de él también. La atraía tanto como la inquietaba.
-Supongo que si eres Galés, tienes apellidos de allí, ¿no?
Vic la miró con el ceño fruncido y se dejó caer en la cama, de espaldas. Lena se giró para mirarle.
-¿A qué viene esa pregunta? -musitó el chico.
Lena se sentó con las piernas dobladas más o menos a la altura de Vic, yescondió las manos en las mangas de la sudadera.
-A que me interesa Gales. Me gusta Europa, me parece mucho más interesante que América.
Vic hizo una mueca, mirando al techo, y cruzó los brazos detrás de su nuca.
-No es para tanto, Gales era tan tranquilo que me aburría. Y eso que era un crío y me 
divertía solamente con ver una mariposa volando.
Ella le miraba, miraba la manera que tenía él de mirar, con su vista perdida en alguna parte del techo de la habitación, y ya no se le hacía tan incómodo como antes el estar tan cerca de él. Es más, estaba segura de que lo iba a echar mucho de menos cuando se fuese.
Solamente pensar en el hecho de que iba a volver otra vez a ese pueblo de mala muerte en Madrid, al instituto y a su vida de siempre, la entristecía tanto que respiraba hondo para no echarse a llorar.
-Me llamo Víctor Dylan Scofield -dijo Vic, interrumpiendo los pensamientos de Lena. Y ella agradeció en silencio que interrumpiese ese tormento- Pero ya sabes que me tienes que llamar Vic.
Lena asintió en silencio.
-Yo me llamo Lena Tamarit Sleein. -dijo- Mi padre era español y mi madre escocesa.
Vic frunció el ceño.
-Sleein. No lo había oído nunca. -comentó- Pero suena bien.
Vic se levantó de la cama y cambió el CD en su equipo de música.
-¿Te suena Secondhand Serenade? Es su disco A Twist in my Story -le dijo, mientras volvía a la cama y se tumbaba, apoyando la cabeza sobre las piernas de Lena- Creo que es el grupo más reciente que conozco. 
La chica sintió cómo las mejillas le ardían, y agradeció la semi oscuridad de la habitación. 
Empezó a sonar el disco, la canción parecía ser exageradamente triste, y cuando Vic se puso a cantarla, con su voz tan suave y susurrante, Lena se sintió doblemente triste.
-No lo conozco, -respondió ella- pero me acabo de enamorar.
Vic asintió en silencio, como si supiese que Lena iba a decir eso.
-¿Triste, eh? -comentó Vic, alzando la cabeza para mirar a Lena a los ojos.- Triste y esperanzador. 
-No podría haberlo definido mejor -musitó ella.
Y así pasaron todas las canciones del disco, Lena escuchando y Vic cantando al techo, a la nada o tal vez a ella.
Ella apartó la cabeza de Vic lentamente de su regazo, y se tumbó en la cama, alejada de él.
-No quiero irme -susurró. Por primera vez, quien sacaba aquel tema era ella.
El chico suspiró y cerró los ojos durante un largo rato, se levantó de la cama para mirar a Lena desde los pies de ésta. Ella jugaba con un mechón de su negro pelo y no le dedicó una sola mirada.
Vic se acercó a ella y se sentó a su lado.
-¿Cambiamos de postura? -le preguntó, con una sonrisa, y le hizo un gesto a Lena para que apoyase la cabeza sobre sus piernas- Perdóname por recordarte constantemente que debes regresar a tu propio infierno -se disculpó mientras le acariciaba el lado derecho de la cabeza con la yema de los dedos.
Ella suspiró, y sintió unas repentinas ganas de besarle. Vic, ahí, mirándola con una sonrisa y sus ojos tan azules, y la ventana tras él que parecía dejar paso a las estrellas. No tenía ni idea de lo que sentía exactamente ese chico por ella, ni sabía si le había pasado eso antes, si conquistaba a una amiga diferente de Sarah cada vez que ella traía a alguien a casa ni tampoco sabía lo que buscaba en una chica. Solamente sabía que no quería que ese momento se acabase nunca, y era una de las primeras veces en su vida que pensaba eso.
Y pensó que, ya que estaba sintiendo cosas arriesgadas, iba a optar por arriesgarse un poco más.
-Va a sonar empalagoso, -susurró- pero tengo que decírtelo.
Vic volvió a coger un mechón entre sus dedos y asintió con la cabeza, dando su aprobación.
-Me gustaría que este momento no acabase nunca -dijo ella, sin poder mirarle a los ojos- Quiero sentirme eternamente así, así de bien, y contenta conmigo misma por estar diciendo lo que siento, no frustrada porque no sé cómo expresarme y por miedo a hacer el ridículo. -suspiró, y Vic cerró los ojos, como si fuese él quien sentía todo eso y no ella- Ahora mismo no tengo miedo de decir lo que siento porque no me importa lo que pienses, pero no porque tú no me importes, sino porque sé que no intentas juzgarme, solamente comprenderme. Y esa es una de las cosas más reconfortantes que he sentido en mi vida.
Hubo un largo momento de silencio antes de que Vic la besara, y fue otra vez uno de esos besos tan lentos que te aceleran el corazón, de esos en los que tienen más protagonismo los mordiscos que los labios. Vic se separó de ella, y la miró ahí, tumbada en su cama, con sus enormes ojos negros fijos en él y la luz anaranjada de la calle en su cara, y gateó hasta ponerse sobre ella, con una sonrisa en los labios. Lena inmediatamente se puso alerta, confiaba en que jamás iba a pasar nada que ella no quisiera, pero nunca había llegado tan lejos con nadie. De hecho, Vic era el primer chico que se le acercaba tanto sin contar al Jorge borracho de la otra noche.
Y, como si él lo hubiese notado, le dio un beso en la frente y se tumbó a su lado, abrazándola, y le susurró al oído:
-Te va a sonar demasiado empalagoso, pero yo también tengo que decirlo... Lena, quédate conmigo esta noche, por favor.




                                                                       









2 comentarios:

  1. Jorge me cae mal :/ quien se cree que es?
    Sabes? quiero el siguiente T^T me has dejado intrigada. que hara?
    Sigue asi ;)
    Un beso <3
    Espero el siguiente pronto :3

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  2. Me encantaaaaaaaaaaa enserio porfaa sube mas un beso

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