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lunes, 3 de noviembre de 2014

Capítulo 15: Palabras mudas, muertas.



Estaba segura de que despertar y ver solamente los ojos de Vic entre las sábanas era una de las cosas más bonitas que había visto nada más levantarse, y en ese momento se dio cuenta de que sus pensamientos últimamente eran más cursis de lo normal, pero todo valía la pena si le hacía sentir algo en el pecho.
-Buenos días, copo de nieve, hoy estás más blanca que ayer -susurró él, mientras se levantaba de la cama y cogía una taza de encima de la mesa para tendérsela a Lena.
Ella se tapó hasta los ojos con la manta, y extendió el brazo para coger la taza. Vic la miró extrañado, pero no dijo nada.
-Gracias -dijo ella. Y al ver que Vic no apartaba la mirada, se quitó de encima las sábanas y explicó-: No me gusta que me miren cuando me acabo de despertar. 
Él puso los ojos en blanco.
-Llevo fijándome en lo horrible que estás un buen rato -dijo Vic, encogiéndose de hombros- yo no me preocuparía.
Lena se sonrojó y apartó la mirada.
-¿Cuánto rato llevas despierto?
-No mucho -respondió él, sentándose en la cama- Desde que Sarah ha venido histérica a mi habitación preguntando dónde estabas.
Lena casi se había atragantado con el chocolate caliente al imaginarse la cara de Sarah al verla a ella en la cama de Vic. Sarah era una chismosa, seguro que iba a sacar sus conclusiones y se lo contaría a todo el mundo. 
Vic la miraba seriamente. Y como si leyese su mente, dijo: 
-No te preocupes, le he dicho la verdad, que no ha pasado nada, que te quedaste dormida aquí anoche, así que me fui a dormir yo a la habitación de al lado.
Lena suspiró y se acercó al borde de la cama, dejó la taza sobre la mesa y miró a Vic directamente a los ojos, y aunque pareciese que no, eso no lo hacía muchas veces. Esa mañana estaba más guapo que de costumbre, con el rostro amable pero serio, y con los ojos bien vestidos de azul.
-Perdona -susurró- Aunque la verdad es que me dormí por tu culpa, eres demasiado cómodo.


                                                                                  

Ese día era el último, y Sarah estaba realmente agobiada. Lena recordaba a su amiga pidiendo ayuda constantemente, según ella esa fiesta iba a ser la mejor, pero Lena sabía que iba a intentar imitar otra vez a una típica fiesta norteamericana en su casa super grande, y sabía que no iba a ser nada del otro mundo, por eso agradeció en silencio tener a Vic a su disposición para escaparse de allí apenas les fuera posible.  




La noche llegó rápido, y el ruido de los vasos y la música inundó todas las habitaciones de la casa. A Lena le consoló el hecho de que la familia de Sarah también estuviese allí, eso quería decir que la noche no se le iría mucho de las manos y era algo que agradecer. 
Buscaba con la mirada a Vic cada vez que tenía oportunidad, ella estaba con las amigas de Sarah a un lado del salón, y Vic apoyado en la pared al lado de las escaleras, mirándola con un vaso en las manos y una sonrisa en los labios.
Lena no entendía por qué llevaba ahí tanto rato mirando pero no se acercaba, ella no estaba haciendo nada en especial, por lo que si se acercaba a ellas, no interrumpiría ninguna conversación porque, a pesar de estar sentada con gente, estaba aislada. Aunque podía sentirse orgullosa de no sentirse mal, como siempre. Ahora que Vic la miraba, un cómodo calor le hacía cosquillas en el estómago.
Jorge bajó por las escaleras, y sus miradas se cruzaron, pero la de él era indiferente, completamente, y la apartó casi enseguida. Iba vestido con ropa ancha, esa noche no se había arreglado, pero aún así estaba tan guapo y distante como siempre. 
Lena suspiró sin querer, y en seguida deseó que Vic no la hubiese visto, pero dirigió la vista hacia el pie de las escaleras y allí no había nadie.
Miró a su izquierda, y tampoco encontró los ojos de Vic, ni pudo distinguir su oscura vestimenta entre la gente. Sintió cómo algo se revolvía en su estómago.
Los últimos días que había pasado con Vic habían sido los mejores, jamás antes había llegado a tal punto de confianza con nadie, ni había hablado con alguien hasta quedarse dormida como había ocurrido con Vic la noche anterior, ni había compartido canciones y recuerdos, nunca. Pero a pesar de eso, muy en el fondo, sentía que algo no iba del todo bien. A veces pensaba que habían surgido demasiados momentos en muy poco tiempo, y que su corazón no soportaría despedirse de esas pequeñas vacaciones cuando se marchase de ahí. Tal vez ese miedo la hacía sentirse de aquella manera.
Una voz interrumpió sus pensamientos, y Lena empezó a prestar atención a la conversación para darse cuenta de que las chicas con las que estaba sentada, amigas de Sarah, hablaban de él.
-Sí, el que llevaba todo el rato ahí apoyado, en la pared -afirmó una chica alta y morena, que sonreía triunfante- Es el primo de Sarah. Cuando vine la otra noche me fijé en él.
Todas las demás chicas aprobaron con la cabeza y algunas admitieron haberse fijado en él también, todas, menos Lena, que buscó con la mirada a Sarah, pero ella no estaba ahí. Tal vez, si hubiese estado, habría mencionado que Vic tenía ''algo'' con Lena y la otra chica no habría hecho nada. Pero Sarah no estaba allí, y Lena no pudo abrir la boca.
La chica alta y morena se bebió de un trago lo que tenía en su vaso, se levantó del asiento, y Lena pudo ver mejor el bonito vestido verde de encaje, prácticamente transparente, que llevaba, y ahí se quedó, quieta como una piedra contemplando cómo cruzaba el salón con paso firme.


                                                                           

Vic salió de la cocina y miró a la gente. Nadie parecía emocionado porque dentro de poco fuesen a sonar las campanadas de fin de año, y por la decoración, parecía que seguían celebrando la Navidad
Vio a Lena entre la gente y se dio cuenta de que ella le miraba fijamente, y cuando se dispuso a caminar hacia ella, una chica se situó frente a él, extendiéndole un vaso y sonriendo.
Vic frunció el ceño y dijo:
-No bebo, gracias.
Ella ladeó la cabeza y sonrió con ternura. Dejó el vaso sobre la mesa más cercana y se colocó bien el vestido. Vic continuaba mirando, esperando a que dijese algo.
-En realidad yo tampoco bebo -sonrió ella.- Sólo intentaba ser amable.
Vic le sonrió y se dispuso a seguir andando, pero ella apoyó una mano sobre su pecho y se situó frente a él.
-Eres primo de Sarah, ¿no?
El chico asintió y, sin quererlo, miró detrás de ella y se encontró con los ojos de Lena otra vez, pero ella apartó la mirada.
-Es una de mis mejores amigas, y bueno, me ha hablado mucho de ti -decía la chica, entre sonrisas- me preguntaba si eras de aquí.
Vic entrecerró los ojos y sonrió.
-¿No te había hablado Sarah mucho de mi? Supongo que te lo habría dicho.
Ella titubeó un momento.
-No, bueno... sí, pero hay cosas que prefiero que me cuentes tú -respondió mientras apoyaba su mano libre en el hombro del chico.
Él la miró durante un momento, preguntándose seriamente qué pretendía esa chica hacer, y como respuesta ella se puso de puntillas, le sujetó de la nuca con su mano libre y le besó. 
Vic sacó las manos de sus bolsillos y la empujó hacia atrás suavemente, pero ella pasó el otro brazo alrededor de su cuello y le atrajo más hacia sí. El chico se puso tenso, sintió su cuerpo pegado al de ella, apartó el brazo de la chica de su cuello, y con un rápido movimiento se separó de ella. Ella hizo una pregunta, pero él no la escuchó, miró hacia el suelo, respirando profundamente, y se alejó.
Se dio cuenta unos minutos después de que Lena ya no estaba en el salón.