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jueves, 1 de enero de 2015

Capítulo 17: Magia.




Esa noche fue fantástica y melancólica. Fue la noche más bonita y triste que Lena jamás había vivido.
Vic y ella se marcharon de allí, no volvieron a casa de Sarah hasta la madrugada, y caminaron con paso tranquilo y manos entrelazadas por una Barcelona empapada por la lluvia y la magia del nuevo año.
Las calles estaban desiertas, pero dentro de los bares se oía música.
-Esta noche haremos lo que tú quieras -le había dicho él. 
Los ojos de Vic brillaban, y ella tuvo ganas de pedirle mirarlos hasta que se marchase al día siguiente, pero, en cambio, le dijo a Vic que le llevase a su lugar favorito en el mundo. La verdad es que Vic no dudó un momento, y ambos caminaron fuera de la zona de bares hacia una playa, donde la gente se reunía en grupos y montaba sus propias fiestas.
-Este ambiente me hace sentir como en casa -comentó Vic, con una sonrisa en los labios.
Y Lena, sin saber por qué, también se sintió engatusada por el lugar, y de alguna manera se le hizo familiar.
Los momentos más mágicos de nuestra vida son los que vivimos mientras sabemos que jamás volveremos a vivir. Esos instantes en los que piensas: ''esto es asombroso, se lo tengo que contar a todo el mundo porque seguro que les gustaría haberlo visto''. 
Pues esa noche fue así. Fue un continuo pensar: ''esto no lo había visto nunca y es increíble", y es tan triste y tan bonito a la par, que hace magia.
Lena esa noche conoció a mucha gente que nunca más volvería a ver, pero que esa madrugada le había regalado un momento inolvidable. Pasadas las dos de la mañana, cuando empezaba a hacer demasiado frío como para festejar en la calle, una chica que se llamaba Yasmin les llevó a ella y a Vic a una bodega en la que ponían música de los ochenta, y así Lena hizo realidad su sueño de bailar las canciones de Grease en una sala llena de gente, aunque apenas supiera bailar y se llevase más empujones que otra cosa. A ambos les dolían los pies mientras volvían a casa, y estaban tan agotados que apenas querían caminar.
Al llegar, se encontraron con la puerta abierta, dentro aún estaban Sarah y un par de chicas dormidas en los sofás, el suelo del salón lleno de confeti y vasos vacíos, y la radio bajita. 
Los dos subieron a hurtadillas al piso de arriba y Lena entró a su habitación, se quitó las zapatillas y se tiró en la cama.
-Estoy agotada -musitó la chica. 
Vic soltó un largo suspiro desde la puerta de la habitación, y dijo:
-Ha sido una noche genial, Lena. Aunque... -añadió- siento haberte entretenido. Sé que mañana tienes que madrugar.
Lena sintió un peso en el pecho cuando Vic dijo eso, se sentó en la cama, y se quitó la chaqueta.
-Lo único malo que me llevo de todo esto es que, con todo lo que hemos hecho, no me ha dado tiempo para leer el libro que me dejaste...
Lena se encogió de hombros con una sonrisa y él negó con la cabeza y sonrió también. Lena había perdido la cuenta de las veces en las que Vic le había regalado una de sus maravillosas sonrisas esa noche.
-Te lo tienes que llevar -susurró Vic- es un regalo de cumpleaños. 
Lena suspiró casi imperceptiblemente. 
-Muchas gracias -respondió.
El chico la miró de arriba a abajo, por dentro y por fuera, como si fuera la última vez en su vida que la iba a ver, le hizo una reverencia y le dedicó una tierna sonrisa antes de posar una mano sobre el pomo de la puerta.
-Buenas noches, Lena.
Pero antes de que le diese tiempo a hacer cualquier otro movimiento, ella le llamó: 
-Vic.
Y él se detuvo, y la miró. Y la luz iluminaba solamente el trozo de su cara en la que estaban colocados sus ojos azul mar. 
-Quédate conmigo esta noche -susurró Lena, y sus mejillas ardieron, pero él no se dio cuenta- Por favor.
Vic se quedó un rato contemplándola como un artista contempla a su musa antes de cerrar la puerta y caminar hacia ella, como si fuera la última vez.
Lena se dejó querer y se refugió en él, en su calor, y con cada beso, los abrazos se hacían más fuertes, ellos se sentían más cerca el uno del otro, y cuando llegó el momento en el que los labios les temblaban y suspiraban, Vic se sentó en la cama, frente a ella, y cogiendo su rostro entre las manos, susurró:
-Te quiero muchísimo, Lena.
Y ella le miró, ahí, sentado frente a ella, con su camiseta negra que le hacía verse más pálido aún, el pelo revuelto y los ojos brillantes, y sintió que querría a ese chico estuviera donde estuviese y que estaría eternamente enamorada de esa imagen. De él, frente a ella, con su pelo, con sus ojos...
-Yo también, Vic -respondió- Yo también.




La mañana siguiente Lena despertó entre los brazos del chico de los ojos azules. Tal y como se habían dormido: del revés, con los pies en la cabecera de la cama, el pelo revuelto y arropados solamente con la manta de Lena y sus cuerpos entrelazados.
Pero no fue como la primera vez, cuando ella abrió los ojos y vio a Vic ya despierto, mirándola; esta vez Vic estaba completamente dormido, ningún movimiento que hizo ella fue capaz de despertarle, y entonces Lena, ahí sentada al borde de la cama con la luz de la mañana bañando la habitación, mientras él dormía tranquila y plácidamente, le miró, apartó el pelo de su cara, y con una sonrisa en sus labios y los ojos húmedos, cogió sus cosas, las acabó de meter en la maleta, y salió de esa habitación en silencio.

1 comentario:

  1. No, no puede ser. No pueden separarse. O sea, no.
    Es demasiado preciosa esta historia, de verdad. Estoy llorando ahora mismo. A la mierda eso de "culpo a Disney de mis altas expectativas con los hombres" Te culpo a ti por crear un Vic tan perfecto, y una historia de amor tan hermosa. Además, he leído todos los capítulos que me quedaban (no me he enterado hasta ahora que habías vuelto a subir y tenía demasiados pendientes n.n') con el disco de "A twist in my story" de fondo y creo que eso lo hacía aún más perfecto. Necesito leer más. Amo tu forma de narrar, y, te lo digo en serio, cuando publiques no dudaré en comprar tu libro.

    Love ~

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